Magaly Vera
Nuevamente Alan García cual niño majadero, muestra con su habitual estilo su disconformidad a comentarios que le hacen a su actuar. Esta vez su blanco fue el ex presidente Alejandro Toledo, quien en un evento deportivo realizado en Villa Maria del Triunfo, dijo que solo patea pelotas. Obviamente todos entendimos a quien hacía alusión, al igual que cuando dice “cuidado con el Baguazo”. Pero una cosa es sugerir y otro, el sentirse aludido. El que se pica pierde y aquí perdió Alán. Pero, hagamos memoria: Alan se quejó de que Richard Gálvez lo tildara de Corrupto y se quejo de la prensa a quienes culpo de que la población los insulte así; y nada dijo, cuando algunos medios de comunicación solo enfocaban a aquellos peruanos que indignados por la ofensa a su presidente, decían que era poco una cachetada. Algunos argumentaron que era mejor un puñete y así, al final Clímaco, el loco del martillo parecía que era un agraviado ocasional, solo por defender su honor; y con justificaciones cada una más descabelladas que la anterior, declaraban al presidente víctima de la sobreexposición de un pequeñito detalle en su visita al Hospital Rebagliatti.
Nuevamente Alan García cual niño majadero, muestra con su habitual estilo su disconformidad a comentarios que le hacen a su actuar. Esta vez su blanco fue el ex presidente Alejandro Toledo, quien en un evento deportivo realizado en Villa Maria del Triunfo, dijo que solo patea pelotas. Obviamente todos entendimos a quien hacía alusión, al igual que cuando dice “cuidado con el Baguazo”. Pero una cosa es sugerir y otro, el sentirse aludido. El que se pica pierde y aquí perdió Alán. Pero, hagamos memoria: Alan se quejó de que Richard Gálvez lo tildara de Corrupto y se quejo de la prensa a quienes culpo de que la población los insulte así; y nada dijo, cuando algunos medios de comunicación solo enfocaban a aquellos peruanos que indignados por la ofensa a su presidente, decían que era poco una cachetada. Algunos argumentaron que era mejor un puñete y así, al final Clímaco, el loco del martillo parecía que era un agraviado ocasional, solo por defender su honor; y con justificaciones cada una más descabelladas que la anterior, declaraban al presidente víctima de la sobreexposición de un pequeñito detalle en su visita al Hospital Rebagliatti.
A estas actitudes suyas se suman otros que se ubican con facilidad en google. Una última, la que realizó en el acto de la colocación de la primera piedra en lo que será el “Lugar de la Memoria”, donde “castigo” a Susana Villaran con la indiferencia de su mirada. En realidad ese gesto hablo más que el decir “loquito de la calle” o el mencionar cualquier otro adjetivo. Con ella no solo baja la mirada por la diferencia de estatura, sino porque Susana demostró ser más grande que su opositor (recuerden que apoyo descaradamente a Lourdes) y eso lo demostró en las urnas. Eso castigo aun más su ego herido. Todo esto, pinta a un personaje pintoresco, que fácilmente pierde los papeles, quizás por eso le decían Caballo loco. Nunca supe el origen de ese sobrenombre de su juventud. O quizás por eso Carlos Alvarez y Carlos Tovar tienen facilidad en caricaturizarlo.
En política y eso él bien lo sabe ya que es un ser político desde antaño, hay algo que se llama diplomacia, eso significa saber llevar la fiesta en paz con tus contendores políticos, eso demuestra altura, sino cada concilio en el congreso seria una lona del ring. Ahora que el porcentaje de desaprobación a su gestión se ha incrementado (bordea el 70 %), pues debe hacer méritos no solo en el manejo de nuestra economía, sino en su léxico y en su actuar. Y si desea regresar el 2016, pues que no nos deje malos recuerdos ya que los gestos y actitudes, hablan más de él que las cifras que deje en la Balanza de pagos.
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