lunes, 29 de agosto de 2011

¿Por qué Humala no escuchó los cuestionamientos y nombró militares en su entorno?

"Nadie sabe con certeza si los nombramientos militares de Humala tienen fines ofensivos o defensivos. Sospecho que son defensivos. Sigo creyendo que él es un pragmático, que sabe que los riesgos de un giro autoritario (entre ellos, terminar como Zelaya o Gutiérrez) son altos, y que, como consecuencia, el modelo de Lula es más atractivo"
Steve Levistky.
El juego de la desconfianza, por Steven Levitsky
El nombramiento de varios ex militares en puestos claves del gobierno, el rol del asesor presidencial Adrián Villafuerte, y la designación de miembros de la promoción de 1977 –la de Villafuerte– en altos puestos del ejército son preocupantes. Atenta contra la institucionalización de la supremacía civil sobre las FFAA. En democracia, los militares deben ocuparse de la defensa nacional y nada más. Gobernar al país es trabajo de los civiles. Además, huele a politización de las FFAA, algo que tampoco fortalece la democracia.
¿Por qué el presidente Humala insistió en estos nombramientos (que fueron cuestionados desde Correo hasta La República)?  Hay dos lecturas posibles. La más pesimista interpreta los nombramientos como parte de un proyecto ofensivo. Analistas como Fernando Rospigliosi (un experto en el tema) los ven como la jugada inicial de un proyecto autoritario, parecido a lo que ocurrió bajo Montesinos en 1990 y 1991. El éxito de un golpe autoritario –militar, estilo Fujimori, o plebiscitario, estilo Chávez– depende de la cooperación de las FFAA. Sin el apoyo del ejército, las aventuras autoritarias suelen fracasar (Serrano en Guatemala, Zelaya en Honduras). Obviamente, poner gente de confianza en puestos claves del ejército ayuda a asegurar la cooperación militar.
La lectura menos pesimista interpreta los nombramientos de Humala como una movida defensiva. Humala es un novato político, sin partido. Como muchos outsiders, confía solo en un círculo íntimo, que en su caso incluye varios ex compañeros militares. Para Humala, poner gente de confianza en los puestos claves puede ser un acto de autoprotección para poder defenderse ante una ofensiva derechista.  
¿Por qué tendría que autoprotegerse? Desde la perspectiva de Humala, razones para la desconfianza abundan. Basta ver lo ocurrido durante el último año. El presidente García dijo que podía prevenir que Humala gane la presidencia y, según Jaime Bayly, que haría un golpe de estado para bloquearlo. Los medios del establishment lo atacaban con todo. Insistieron, sin cesar, que Humala sería un dictador, estilo Velasco o Chávez.
Denunciaron un complot comunista orquestado desde La Habana y Caracas. Hasta Lourdes Flores, una política responsable, habló de una “dictadura internacional”. Se exageró mucho, y de una manera irresponsable. Si Humala va a ser dictador o surge un complot internacional comunista, ¿eso no podría justificar un golpe? Si sumamos los ataques a Susana Villarán, que no tenía de alcaldesa ni seis meses cuando enfrentó una campaña para revocarla, razones para la desconfianza –y motivos para la autoprotección– no faltan.
Nadie sabe con certeza si los nombramientos militares de Humala tienen fines ofensivos o defensivos. Sospecho que son defensivos. Sigo creyendo que Humala es un pragmático, que sabe que los riesgos de un giro autoritario (entre ellos, terminar como Manuel Zelaya o Lucio Gutiérrez) son altos, y que, como consecuencia, el modelo de Lula es más atractivo..
Pero aun si Humala construye un escudo y no una lanza, hay cierto peligro. En el estudio de las relaciones internacionales existe el llamado “dilema de seguridad”, según el cual dos Estados que se arman para asegurar su propia seguridad –o sea, con orientación defensiva–pueden, sin embargo, terminar en guerra. En un contexto de desconfianza y poca comunicación, las medidas de autoprotección del Estado A pueden ser interpretadas como medidas ofensivas por el Estado B.
En base a esa percepción errónea, el Estado B  –ahora más desconfiado que nunca– toma sus propias medidas de seguridad. Empieza a prepararse para la guerra. Observando estos preparativos, el Estado A se siente amenazado y también se prepara para la guerra. Crece la desconfianza mutua. En un contexto así, cualquier conflicto pequeño  –y hasta un malentendido– puede servir como la chispa que enciende todo.   
 El peligro de “guerra” hoy no es muy alto. La moderación del gobierno ha ayudado a tranquilizar a muchos sectores. Pero el nivel de desconfianza no ha bajado. Al gobierno le falta experiencia y partido –una receta para errores, mensajes mixtos, y malentendidos–.  Y una parte de la derecha insiste en su histeria. Tiene derecho. Y si en realidad los nombramien-
tos de Humala tienen fines ofensivos, los histéricos tendrán razón.  Pero si tienen fines defensivos, el “dilema de la seguridad” nos enseña que la histeria puede tener serias consecuencias. Si los gritos histéricos son percibidos como gritos de guerra, se puede iniciar una escalada que termine muy mal. 
Desde esta perspectiva, la actitud del ex presidente Toledo ha sido ejemplar. Ha sido muy criticado, pero su mensaje principal tiene mucho valor: Hay que tener paciencia con Humala. Hay que darle tiempo y dejarlo gobernar. Si Humala no se siente amenazado, y empieza a lograr algunos de sus objetivos por el camino institucional, es probable que sus ministros civiles se fortalezcan, que sus asesores cuestionados pierdan influencia y que los uniformados vuelvan a ocuparse de su deber principal: los asuntos militares.

(*) Profesor de Ciencia Política, U. de Harvard.

viernes, 26 de agosto de 2011

¿Quiere hacerse rico? Estudie agroganadería y múdese a Asia


Justin Rowlatt

La doble recesión, la falta de crecimiento, la deuda pública... Los conceptos que inundan los medios en la cobertura económica muestran lo preocupante de la situación.
Con los mercados bursátiles recibiendo golpe tras golpe en los últimos meses, el ambiente en la economía mundial es el paradigma de miedo, sobre todo respecto a la zona euro y EE.UU.
¿Qué se puede hacer para aplacar esos miedos?
El inversor y comentarista estadounidense Jim Rogers opina que el mundo está pasando por un cambio histórico que coincidirá con una larga fase de bajo crecimiento.
Rogers, habitual de las principales medios del mundo, dijo en entrevista con la BBC que, sin embargo, no está preocupado.

¿Cuánto tiempo se puede esperar que EE.UU., el motor de la economía global, permanezca estancado?
Espero que sea sólo una década lo que pierda EE.UU. Japón perdió dos y EE.UU. esta en una situación mucho peor: la nación más endeudada no sólo del mundo, sino de la historia. Los problemas son serios y no los están afrontando. Así que espero que sea sólo una o dos décadas, pero podrían ser tres o cuatro.

¿Qué tienen que hacer los políticos en Washington?
Primero, algo acerca del resto del mundo y de la situación de su propia situación económica. Luego cambiar el código tributario de forma dramática. Tenemos que cortar los gastos con motosierra, no hacha, motosierra. Hay tropas en 120 países del mundo. Los políticos los han enviado y los militares empeoran las cosas para EE.UU. Tenemos que cambiar por completo nuestra forma de pensar, como hicieron los británicos cuando comenzaron a afrontar la realidad.

Cuando dice 'afrontar la realidad', ¿está sugiriendo que la era de la supremacía estadounidense es cosa del pasado?
Absolutamente. El siglo XIX fue de los británicos, el siglo XX de EE.UU. y el XXI será el de China, el de Asia. Un ejemplo: los mayores acreedores del mundo son China, Corea, Japón Taiwán, Hong Kong y Singapur. Todos asiáticos, donde está la energía y el dinamismo.

Pero la economía china, por tomar un ejemplo en Asia, no parece estar en tan buen estado de salud. Crece, pero hay preocupación por la inflación hasta el punto de que pueda frenar el crecimiento.
Efectivamente China tiene problemas y los seguirán teniendo. Afortunadamente, se dieron cuenta de que lo tenían y están intentando frenar la inflación. Han cometio errores. El hecho de que su moneda no sea convertible y que tengan todo ese dinero estancado en el país sólo ayuda a la inflación. Así que sí, están cometiendo errores también. Pero con todo, yo prefiero estar del lado de los acreedores que del de los deudores.

Claro que si miras a EE.UU., a Europa o a China e India, los dos grandes de Asia, se comprueba que los problemas son comunes a todo el mundo. ¿Es este un periodo de bajo crecimiento global?
Sí, sí, absolutamente, de eso no hay duda. Si señalas los problemas de China, claro que los tiene. Pero así siempre fueron las cosas en el mundo. Ha habido largos periodos en que las cosas iban muy bien, seguidos de largos periodos en que se frenaban por un tiempo, hasta que se limpiaban los problemas del pasado.

Así que estamos en uno de esos periodos cíclicos de ralentización global.
Totalmente, a no ser que usted sepa algo que yo no sé. Las únicas áreas de la economía que creo que seguirán siendo dinámicas son los recursos naturales y la agroindustria. La agroganadería será una de las mejores profesiones en los próximos diez, 20 o 30 años.

Parece bastante optimista. ¿No debería estar muy preocupado?
Para nada. El mundo ha pasado por grandes cambios como éste a lo largo de la historia. En los años '20 y '30, el mundo se trasladó del Reino Unido a EE.UU. por la crisis financiera y los errores de los políticos. El mundo pasa por un cambio histórico otra vez, de EE.UU. a Asia impulsado por la crisis financiera y los errores políticos. La humanidad lleva en el mundo varios miles de años y siempre hubo cambios y ajustes. En ocasiones, en la historia, los financieros han estado al mando, en otras ocasiones, quienes producen bienes reales. Es como ha funcionado siempre. La clave, por supuesto, es ser capaz de figurarse lo que viene. Ahora debería hacerse granjero en China.

¿Granjero? ¿Por qué piensa que va a ser tan importante en las próximas décadas?
En los últimos 30 años, el sector ha sido un desastre. La media de la población rural en EE.UU. es 58 por eso. En Japón es de 66 y en Australia de 58. En diez años, no creo que los de 68 sigan vivos. Se viene escasez de alimentos y las grandes fortunas las harán quienes afronten ese problema.

Y sobre las materias primas, es el otro sector que considera que deberíamos vigilar. Pero si la economía entra en un periodo de escaso crecimiento que durará varias décadas. ¿Por qué iba a querer poner el dinero en materias primas?
Porque la pregunta era cuáles son las áreas en que la economía estará mejor y son en las que se viene escasez. En los '70, la mayoría de las economías estaban estancadas, pero las materias primas se dispararon. Desde los '60 hasta principios de los '80, el sector vivió una de las mejores situaciones durante 15 o 20 años por la falta de oferta y porque los gobiernos se dedicaron a imprimir moneda. Bien, están haciéndolo otra vez. Es un error, pero todos lo saben. Entre la falta de oferta y demanda, y la impresión de dinero, si quieres estar en lo más dinámico de la economía, no te saques un MBA ni vayas a Wall Street. Estudia agroganadería y múdate a Asia.

viernes, 12 de agosto de 2011

El Iceberg de la crisis económica global: sólo vemos la parte superficial

http://www.ecbloguer.com/lacajaregistradora/?p=735


En la primera semana de agosto, Standard and Poor´s bajó la calificación de la deuda soberana de largo plazo de Estados Unidos. En consecuencia, este lunes, las bolsas del mundo tuvieron una caida fenomenal. Pero, esto es coyuntural y no muestra la esencia del problema. De hecho, las bolsas se irán recuperando gradualmente después de este “lunes negro”.
Vamos a tratar de hacer una analogía con un Iceberg. Un témpano de hielo tiene la particularidad que en la superficie sólo exhibe su extremo más pequeño. Pero, en la medida que bajamos la mirada y nos sumergimos, vamos viendo que éste es más y más grande. Así que miremos el Iceberg desde su pináculo hasta el fondo.
1. La punta visible: Caída en la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos. Esto significa que, en concepto de la calificadora de riesgo Standard and Poor´s, Estados Unidos no es un deudor “ideal”, o sea, ya no es triple A. Aunque la calificación doble A plus es muy buena para el resto de países del mundo, para Estados Unidos no lo es. Por décadas, la nación norteamericana había sido calificada triple A. Como reacción al fenómeno, la Reserva Federal ha anunciado que mantendrá las tasas de interés bajas, lo que se espera tranquilice a los mercados. Pero, anunciar que mantendrá bajas las tasas, por más de un año, es bueno y es malo. Bueno porque indica que la banca central se mantiene comprometida con la recuperación económica. Pero es malo, porque indica que sus pronósticos son muy pesimistas.
2. La parte no visible más superficial: El gobierno de Estados Unidos necesitó incrementar el techo de su deuda para poder cubrir sus gastos corrientes. Durante varias semanas, los congresistas demócratas y republicanas estuvieron negociando las condiciones para aprobarle un incremento del techo de deuda al gobierno y, así, Obama pudiera salir a tomar dinero del mercado para pagar empleados, proveedores y deuda vieja.
El problema del techo de la deuda, en sí, no es serio. El gobierno de Estados Unidos se puede endeudar, la banca le presta. El problema fue político. Los demócratas y los republicanos se trenzaron en una pelea por la elección presidencial del próximo año.  Sin embargo, este debate político afectó la confianza de los mercados y enrareció el ambiente.
Ahora, realmente Estados Unidos si tiene un serio problema: su Estado es históricamente deficitario y, más temprano que tarde, se tendrán que tomar medidas para reducirlo. Eso implica reducir gasto público y/o aumentar impuestos. Ambas son medidas recesivas. En un año electoral como el que se avecina, el debate entre el Tea Party (que no quiere que se suban impuestos bajo ninguna circunstancia) y el resto de la clase política que quiere aplicar una combinación de reducción de gasto y aumento de impuestos, es un factor que no ayudará a la recuperación económica.
3. Tercer nivel de profundidad: la crisis financiera de 2008. Este pedazo de témpano es enorme. La recesión cíclica de 2007 -agudizada con la crisis inmobiliaria y financiera de 2008- ha dejado huellas enormes. El desempleo se disparó en Europa y Estados Unidos y, tres años después, aún no se ven señales claras de recuperación. Estados Unidos tiene 14 millones de desempleados (el doble del desempleo que tenía antes de la crisis), España anda con un tasa de paro cercana al 20% y algo grave también sucede en Grecia, Portugal, Italia y Francia.
O sea, es difícil que la economía salga de la crisis si la construcción no se reactiva, si las operaciones financieras no se reaniman -prestarle dinero a la gente- y si el empleo no se recupera. O sea, la inestabilidad laboral, el alto nivel de endeudamiento de la gente y la caída en el precio de las viviendas, no motivan a los bancos para reactivar el crédito. Y, si la gente no reinicia el consumo, la economía difícilmente comenzará una senda sostenida de crecimiento económico.
4. La parte más profunda y grande del iceberg: los Mercados Emergentes y la caída en la competitividad de las economías de los Países Industrializados. Aquí está el verdadero origen de la crisis. Por décadas, las grandes firmas de Estados Unidos, de Europa y de Japón han ido trasladando su producción a China, India y otros mercados emergentes. Las empresas de estos países han destruido empleos para trasladarlos a los BRIC y a otros mercados emergentes.
Aprovechando los bajos costos laborales de una mano de obra cada vez más cualificada, en países que han ofrecido beneficios tributarios, las multinacionales de Europa y Estados Unidos han cerrado plantas en sus países de origen, para trasladar la producción a países emergentes. Sólo den una mirada a la etiqueta o marquilla de sus camisetas o tenis deportivos: son marcas europeas, japonesas y norteamericanas, pero su producto ha sido elaborado en China, Taiwan, Corea, Indonesia, India, Malasia, etc.
Esta es la base central del problema: los países industrializados están dejando de ser competitivos. Por décadas, los altos niveles de especialización han hecho que las empresas transnacionales trasladen procesos productivos a países con menores costos laborales. La producción oversea y offshoring se ha consolidado porque los TLC, las diferencias salariales y los beneficios fiscales, lo permiten; porque la especialización cada vez más compleja en la producción de bienes  y servicios así lo exige y porque a las empresas no les importa el lugar donde producen, siempre y cuando les ofrezcan seguridad de inversión y ganancias mayores.
En lugar de conclusión: el iceberg se sacude. La economía mundial no tiene una crisis mayor porque China y los demás países emergentes siguen creciendo. Sin embargo, las señales inflacionarias del coloso asiático hacen prever medidas recesivas -subir tasas de interés- lo que puede frenar el consumo y la inversión en dicho país. En parte los colombianos no sentimos una crisis mayor porque los precios mundiales de petróleo, gas, ferroniquel y café se mantienen altos gracias a la demanda creciente de los mercados emergentes. Si China se desacelera, la crisis global se agudiza…
…el mar está picado.